Cada último jueves de noviembre se celebra en EEUU el día de Acción de Gracias. Se trata de la celebración y gratitud por un año de una excelente cosecha, en recuerdo de un banquete que tuvo lugar entre peregrinos ingleses y los miembros indígenas de la tribu wampanoag en 1621.
Se trata de un día de reunión entre familiares y amigos, habitualmente acompañado de una comida tradicional que tiene como plato central el pavo relleno. También tienen lugar desfiles y eventos deportivos.
Es, en definitiva, un día festivo que gira en torno al compartir.
Más allá de la fiesta en norteamérica, que es la primera que se nos pasa por la cabeza cuando hablamos de este día, gracias a multitud de películas, el día de Acción de Gracias se celebra en muchos otros lugares del mundo como Canadá, Brasil, Alemania, Suiza y Japón, aunque no todas en la misma fecha.
Es un día particularmente interesante desde el punto de vista de la felicidad y el bienestar emocional. ¿Por qué? La gratitud es un estado emocional positivo que se experimenta cuando recibes algo de forma desinteresada. No tiene por qué ser algo material o tangible.
Se basa en el hecho de reconocer que los demás han hecho algo por nosotros, y, más importante todavía, en saber apreciar las pequeñas cosas que forman parte de nuestra vida, reconocerlas y ponerlas en valor.
Expresar nuestra gratitud nos aporta una serie de beneficios:
- Descubrir los aspectos positivos de la vida.
- Reduce las emociones negativas.
- Expresar la gratitud refuerza nuestra autoestima.
- Nos ayuda a afrontar mejor la ansiedad y el estrés.
- Ayuda a fortalecer las relaciones personales con otras personas.
Expresar gratitud es una sencilla acción con efectos tremendamente positivos en nosotros/as mismos/as y entre las personas que nos rodean.
Os invito a empezar con un sencillo ejercicio: anota cada día tres cosas por las que te sientes agradecido/a justo antes de ir a dormir. Te sorprenderán los efectos tan positivos que este pequeño gesto tendrá en ti.